jueves, 22 de septiembre de 2016


Taboga, es una isla que se encuentra en el Golfo de Panamá, a unos 20 km de la ciudad de Panamá. Forma parte del distrito de igual nombre. Se conoce con el calificativo popular de Isla de las Flores, por su exuberante vegetación tropical, florecida casi todo el año.

Debido a su cercanía a la costa, el descubrimiento de esta isla fue una consecuencia lógica del descubrimiento del Mar del Sur (océano Pacífico) en 1513, por Vasco Nuñez de Balboa. Gonzalo de Badajoz fue el primero en pisar sus costas, en 1515. La isla fue bautizada originalmente con el nombre de San Pedro; su nombre actual deriva de la palabra indígena aboga, que significa "abundantes peces". El pequeño pueblo de Taboga fue fundado en 1524 por Hernando de Luque. La Iglesia de San Pedro, alrededor de la cual se desarrolló el poblado original, es considerada como la segunda más vieja de este hemisferio.

Durante el Siglo XVII, la isla fue frecuentada por piratas que la utilizaron para abastecerse. El pirata Henry Morgan envió tropas a la isla en 1671 con orden de saquearla, sin embargo, se cree que se dedicaron a tomarse todo el vino del lugar, sin causar más estragos, ni daño a sus habitantes.

A mediados del siglo XIX, durante la fiebre del oro, la isla gozó de una gran riqueza, pues era un paso obligatorio. La tradición y algunos cronistas señalan que la primera mujer canonizada por la Iglesia Católica, Santa Rosa de Lima, nació en la isla alrededor de esta época, mientras sus padres vivían allí. Por esta razón, a veces se le llama "Santa Rosa de Lima, la Tabogana".

Durante la Segunda Guerra Mundial, la siempre tranquila Taboga albergó una base militar estadounidense, que representó un gran impulso económico, por el número de soldados estacionados allí.

Uno de los sitios más populares es la playa de La Restinga, ubicada cerca del muelle del poblado. En esta playa, cuando la marea es baja, una barra de arena separa la isla de otra pequeña, conocida como El Morro de Taboga. Cerca de esta última playa, en las faldas de El Morro, pueden observarse aún los vestigios de un antiguo astillero. Más allá del poblado, se alza una elevación conocida como Cerro de la Cruz, por una monumental cruz que se halla en su cima. Desde este punto se puede disfrutar de excelentes vistas hacia el pueblo y hacia la vecina isla de Urabá. Además, se encuentra aquí la Cueva de San Pedro, las ruinas del Convento de Españoles y la casa de Francisco Pizarro, conquistador del Perú.